Time.

Todo el mundo dice que el tiempo cura el dolor.

¿Cúanto ha pasado? 20, 30 años. Y aquí sigo, con la misma herida palpitante, abierta en el pecho, pidiendo a gritos tu regreso, clamando tu nombre como si del latido del corazón se tratara, y esque para mí lo es. Tu nombre, esencial, necesario.

Si tengo el menor indicio de tu presencia en mi vida, algo cálido se remueve dentro de mi pecho, se agita, y esa herida, comienza a supurar dolor hasta que no queda nada, y sana lentamente. ¿De verdad que el tiempo cura? Por que si es así, yo debo ser la excepción que confirma la regla. Quizás sea que es todo mentira, creado por la sociedad auto-dependiente de una persona, y cuando la atención de ésta se esfuma, el único medio para regenerarse sea esperar.

Si es así, me da igual. Llevo de esta guisa mucho tiempo y ya estoy cansada de rehuir mis recuerdos y posibilidades de estar con la única manera de curarme, el único método de cerrar este gran vacío en el fondo de mi pecho. ¿Será posible?Y esque el verbo volver está prohibido para mi.

Simplemente, por que es una palabra hueca

Preciosa. Guapa. Hermosa. Bella. Tú.

No sabes que eres guapa, y eso te hace preciosa. Esa manera de ser tuya, ingenua, y dulce, auqnue no con todos. Conmigo eres especial, no me tratas como a cualquiera, me haces sentir bien. Tu presencia causa en mi un estado de euforia, y aunque me niegue completamente a aceptarlo, sé que nacía para ti, para quererte, y tenerte protegida bajo mi abrazo, que nunca te ocurra nada, a mi pequeña, mi princesa.

¿Cómo describir con exactitud la necesidad que tengo de estar a tu lado, besar tu mejilla y sonreírte? Es como una adicción, no dejo de nombrarte, de verte a todas horas en mi pensamiento. La imagen de tu boca sonriendo, y tu rostro alegre sin pizcas de pena, o algo que temer, por que yo te protejo cuando estás a mi lado. Es lo mínimo, por que te consumo día a día, gratuitamente, y no me pides nada a cambio por hacerme feliz.

No podrías ser más perfecta para mí. Aunque quisiera buscar otra persona como tú, y me temo, que no sería capaz de dejarte marchar, nunca, para intentar sustituirte.