Llevo esperándote 17 años de mi vida. Nunca pude decírselo. No tuvimos tiempo de vivir como si no hubiera un mañana, él lo hacía todo sin prisas, disfrutaba a su manera, pero entonces pasó, y yo no dejo de repetirme ¿Por qué él? ¿Qué hizo para que le ocurriera eso?
Ahora tiene toda una vida por delante, una vida, que no disfrutará, anclado a las máquinas que le mantienen, sin poder moverse.
Me niego a creerlo, a no poder evitar ese final tan horrible e inevitable, poder pensar que no existe, que es todo un mal sueño, pero sé que no es así.
Me rebelo contra el destino, el destino de ambos pero ya no hay nada que hacer, por que ya no puedo ni hablar con él, simplemente por que estas estúpidas másquinas dictan todas y cada una de sus acciones, necesitado de ellas para siempre.
¿Y ahora qué? ¿A mí qué que me queda? ¿Ver como muere? ¿Que vea como yo me caso y quizás tenga hijos con otra persona que no sea él?
Ahora con lágrimas en los ojos le miro, respirando muy difícilmente, intenta levantar una mano, acariciarme la cara, evitar que llore.
Cierra los ojos, ya no duele.
Dame un beso.
Piiiiiiiiiiiiiii.
Se acabó.
Máquinas desconectadas. Muerte digna. Eutanasia.
Te echaremos de menos

No hay comentarios:
Publicar un comentario