Una Nochevieja, como otra cualquiera.
Las 23.45, me pongo nerviosa. Uvas en la mano, copa de champán francés de la más alta calidad.
Familia adinerada, frente a una gran pantalla donde se emiten las campanadas.
Y de fondo, Nueva York.
La Gran Manzana, toda nevada, la gente en Times Square, preparada para la caída de la famosa bola.
Yo sentada en el sofá del hotel, mirando a la calle, los ligeros copos que caen, los chicos jovenes que juegan, parejas disfrutando de la Navidad.
"¡Que vestido más bonito!" Pienso, pero, ¿de que sirve, si no tengo a nadie que me diga lo bien que me queda?
Mi familia reparte las uvas en montoncitos de 12. Las 23.50.
Manoseo el ultimo modelo de telefono movil que me han comprado mis padres, nerviosa, los altisimos tacones que van a juego con el largo vestido de marca, hacen ruido en el suelo.
Me levanto, ante la mirada atónita de mis padres, y cojo el abrigo. Tranquilamente abro la puerta de la habitación del hotel, y me marcho a la calle.
Las 23.55, la nieve sigue cayendo, y yo he tirado por las escaleras todas las tradiciones que he venido haciendo estos 17 años. Hoy no voy a tomar uvas, no voy a beber campagne caro, hoy voy a correr por Nueva York, como una niña pequeña, con tacones y vestido, como la princesa que siempre quise ser.
Mi movil vibra, por SMS felicitando el año, y las llamadas de mis padres, lo ignoro.
Alguien me agarra de una mano, mientras ando por Times Square. Me giro.
Un beso, y la bola cae.
00.00.
1 de enero.
Feliz Año.
Sil palabras me encanta O__O
ResponderEliminarSilvia, me encanta!!! Es precioso^^
ResponderEliminarMe encanta como escribes, sigue así ;)
PD: soy Rachel, la novia de Wen